noviembre 27, 2009

¿Que hay detrás del telón de los edificios de salud?



Quizás se trata del programa mas complejo dentro del campo de la arquitectura, no hay propiamente una especialización en ello, pero si seminarios o talleres que ayudan a comprender y desmenuzar el complicado sistema de los hospitales. Inclusive existe la SMAES (Sociedad Mexicana de Arquitectos Especializados en Salud) para poder apoyar al gremio y tener soluciones técnica, estética y funcionalmente eficientes.

El término “hospital” deriva del latín “hospes” que significa “huésped o visita”, de ahí derivo hospitalia “casa para visitas foráneas” para finalmente terminar en hospital, definido como el espacio destinado a la atención de enfermos y ancianos. Dicho espacio ha evolucionado a lo largo del tiempo dependiendo de las necesidades, avances en tecnología y conocimiento médico, etc.

Los primeros lugares de atención a la salud se desarrollan en los monasterios donde los monjes recibían a los desvalidos, que a pesar de que estos espacios no estaban predefinidos para dichas funciones, se fueron adaptando, es por ello que los claustros o la disposición “claustral” corresponden a los primeros edificios hospitalarios.

A mediados del siglo XIX en respuesta a los avances en materia de bacteorología, se dispuso a separar a los enfermos dependiendo de su patología en “pabellones”, manera también de controlar las epidemias. Las circulaciones entre pabellones eran al aire libre, con el fin de evitar la transmisión de enfermedades. A pesar de ello, las epidemias se siguieron propagando y aunado al alto costo de mantenimiento que requerían los espacios se hicieron modificaciones al funcionamiento del hospital, hasta llegar en el siglo XX al llamado “monoblock”.

Con los avances tecnológicos y la incorporación de las estructuras de acero en los edificios, propicio un mayor aprovechamiento de las propiedades al construir edificios de mayor altura. Una variante de este modelo es el “polibloque” que se conforma de un bloque principal, destinado a internaciones y varios bloques especializados mas pequeños. El punto en contra de este sistema es lo rígido y poco adaptable a los cambios, lo que obligó en la década de los 60 a desarrollar edificios con la llamada “planta libre” de tal manera que los espacios fuesen polifuncionales y no estuviesen predestinados a un uso en específico.




En la actualidad, nuevamente como resultado de los avances en conocimiento y tecnológicos, se tiende a disminuir el tiempo de los pacientes en el hospital, derivando en una atención ambulatoria, lo que obliga a perfeccionar el ultimo esquema mencionado, para una mayor adaptabilidad a lo vertiginoso del cambio.

A pesar de esta situación, y ciertamente derivado en gran medida por la competencia que existe, los hospitales en la actualidad tienden a parecerse un poco mas a un centro comercial o a un hotel (principalmente los privados) producto de los servicios complementarios, imagen y posición en el mercado principalmente. Este último es producto del llamado Turismo Médico, el cual ha sido bastante promovido en nuestro país, particularmente a Monterrey, como la “ciudad de la salud”. Pero regresando al tema de los edificios, a esta tipología también la ha alcanzado el término sustentable, por la existencia de los llamados “hospitales sostenibles” u “hospitales verdes” que en términos de sustentabilidad va más allá de la construcción. Esto es debido a que los centros de salud, son grandes consumidores de recursos y productores de desechos, por tal circunstancia se busca sanear el equipo y material médico de cualquier sustancia que pudiera ser tóxica a las personas, así como el evitar cualquier material en la construcción que pueda ser dañino. Se han creado diversas asociaciones que apoyan dicho movimiento, Healthy Building Network (HBN), Salud sin daño (Health Care Without Harm) a la cual en agosto del presente año, se unió la secretaría de salud del Distrito Federal en el programa “Para una atención médica sin mercurio”, la cual busca reemplazar los termómetros mercuriales y los esfigmomanómetros de mercurio por alternativas exactas y económicamente viables. Así mismo, entre otras campañas se busca el reemplazar el uso del PVC tanto en las construcciones como en la gran cantidad de artículos médicos que lo contienen por materiales similares sin perjudicar la economía. Esto es debido a que el El Departamento de Salud y Servicios Humanos (DHHS) y La Agencia de Protección del Medio Ambiente de EE. UU. (EPA, por sus siglas en inglés) entre otras asociaciones, coinciden en que los Ftalatos (sustancias que permiten la conversión del cloruro de polivinilo (PVC) de un plástico duro a otro flexible), son tóxicos y pueden ser dañinos al ser humano.

Como podemos ver, el hospital ha sufrido grandes cambios desde su “concepción” y seguirán sus adaptaciones y transformaciones, esperemos siempre en pro del paciente y mejorar su calidad de vida.


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