revista players of life . Julio 2009 . www.playersoflife.com
Buscando el ideal perfecto: viable, ordenada y controlable
El término ciudad nos llena la mente de imágenes: edificios, parques, avenidas, tráfico, infraestructura, casas, plazas comerciales, etc., factores que influyen o afectan a la misma y automáticamente a quienes la habitamos. Es por ello que la planificación urbana juega un papel importantísimo, ya que ordena o guía el crecimiento de la metrópoli evitando centralizaciones y eficientando vialidades y usos de suelo, entre otros aspectos. Por desgracia en numerosas ocasiones esta tarea depende de personas equivocadas, que están lejos de resolver los problemas urbanos, trayendo en consecuencia crecimiento desordenado y desequilibrado que acaba agotando prematuramente los recursos, que en algún momento motivaron el establecimiento.
Esto nos lleva a reflexionar: ¿es posible ordenar y/o controlar una ciudad, teniendo un sinnúmero de variables y sobre todo, de personas que influyen en el resultado o eficiencia? ¿Es posible construir una ciudad que no impacte el medio ambiente? Tal vez no sea posible dar una respuesta simple y concluyente, lo que sí es seguro es que con el simple hecho de construir se establece un impacto en el territorio.
A raíz de lo anterior, surgen conceptos como Desarrollo Sustentable, que según su definición, es “satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las futuras”. Por lo que a principios del 2007, Grupo Urbi anunció Valle Las Palmas, “la primer ciudad sustentable del país”, un proyecto conjunto con el Gobierno Federal, la iniciativa privada e Infonavit, entre otros. Se localiza en Tijuana, BC, consta de 13 mil 454 hectáreas y se pretende lo habiten un millón de personas. En la primera etapa (435 hectáreas) se edificarán 10 mil viviendas, plazas comerciales, oficinas y la Universidad Autónoma de Baja California. Planteando la combinación de usos de suelo y la creación de fuentes de trabajo para sus habitantes, evitando tiempos muertos en traslados excesivos, economía cerrada, implementación de infraestructura para aprovechar la energía solar, tratamiento del agua, entre más cosas que hacen que se le catalogue como sustentable.
El proyecto evoca en cierto sentido al movimiento Nuevo Urbanismo de finales de los 70, tratando de integrar los componentes de la modernidad y vivir, trabajar, recrearse y comprar en colonias compactas y polifuncionales (subcentros), como lo fue Seaside, Florida, bajo conceptos de arquitectura de calidad, densidad creciente, caminabilidad, conectividad, diversidad y calidad de vida. Otros han tratado de diseñar, ordenar o controlar la ciudad.
Un ejemplo conocido es Brasilia, cuyo diseño fue sometido a concurso en 1956 y los ganadores Lucio Costa (urbanista) y Oscar Niemeyer (arquitecto), buscaron hacer realidad un nuevo concepto de urbe, pero el crecimiento proyectado fue superado, ocasionando que el plan original no resultara tan eficiente y en la actualidad enfrente los mismos problemas de cualquier otra gran ciudad. También están las llamadas ecociudades, que nacen como redefinición del desarrollo sustentable. La ciudad ecológica se provee a sí misma, pues se caracterizan por su agricultura a pequeña escala, fuentes de energía renovable, métodos de planeación para reducir el uso de aires acondicionados, aumentar las áreas verdes a mínimo 20% del área urbana total, sistema eficiente de transporte público y peatonalización, para aminorar las emisiones de combustibles. Algunos ejemplos de ecociudades son Sociópolis (Valencia), Ecumenópolis (Colombia) y Dongtan (Shangai). Todavía queda un largo camino por recorrer, aprovechar mejor los recursos disponibles y más que nada, no ponerlos en peligro. Es una buena noticia que al menos empezamos a considerar ciertos criterios en nuestro país.